domingo, 7 de junio de 2009

El Final Perfecto



Rondada de rostros expectantes en medio de su primera consagración, se encontraba aquella niña de ojos grandes y despiertos. Aquel día era suyo, su madre y padre reflejaban en sus sonrisas y miradas la alegría de aquel suceso. Mientras tanto la niña forjaba una idea de lo que estaba sucediendo: era su cumpleaños, su primer año. En torno a esa situación comenzó a escuchar el canto efusivo de aquel ritual, ese que se repetiría año tras año, con aplausos y sonrisas que le daban más ritmo y decoración. Frente a ella había una inmensa torta de chocolate con una vela rosa que desprendía de su punta un fragmento de luz dorada que se tambaleaba al son de aquella melodía. De pronto, la música calló y todos esperaban que ella ponga un fin, con un soplido, a aquella lucecita chispeante. Los rostros de todos los niños del lugar apuntaban su mirada ansiosa hacia la bebe y hacia el objetivo…fue cuando una niña se aventajo y así el brillo de aquella lucecita desapareció. Entonces demostrando su disgusto con aquel hecho aberrante, casi delictivo hacia ella, comenzó a llorar y todos los adultos preocupados buscaron una solución rápida: por segunda vez la vela se encendió. La bebe se apresuró y despidió con fuerza todo el aire de sus pequeños pulmones para lograr el final perfecto de aquel festejo, lo que ella deseaba en su primer cumpleaños: despedirse, con el contacto de su respiración, de la llamita y de su primer año.

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