lunes, 1 de junio de 2009

Contemplación ruidosa


Caminando por la 9 de Julio iba oyendo aquel desorden escandaloso, que circulaba y flotaba por el aire. Me perseguía sin darle otra opción a mis tímpanos aturdidos. Se apoderaba de mi pensar que solo se preocupaba por querer escapar. Los sonidos circulaban por las calles, algunos eran detenidos por el rojo, pero los otros eran tantos que aquel ruido gritón no dejaba de cesar.
Decidí buscar la tranquilidad de otra manera. Para callar la agitación tenía que llevar mi mente a otro lugar, fue cuando no tuve mejor idea que dedicarme a observar. Miles de bocas volaban, como mariposas con diversos colores y formas. Algunas se alejaban y desaparecían en el horizonte, otras se acercaban permitiéndome precisar su anatomía: algunas maquilladas, otras pálidas, algunas oprimidas, otras agitadas. Muchas se acercaban a aquella lata de moda, como unidas por un imán que las hacía dependientes, parecían esposadas.
Elegí observar otro espécimen, las bocas ya no me decían nada. Fue una excelente elección, un espectáculo a la vista, centenares de ojos diversos clavados en un punto inadvertido, también se desplazaban por el aire. Aparentemente apuntando al exterior, pero más allá de esa superficie aplanada todos se encontraban protegiendo su propiedad privada. Se me presentaban con distintos atuendos, algunos oscuros, otros claros. Cuando traté de desnudarlos se clavaron alertas en los míos, interrumpiéndome mi objetivo, como advirtiendo que no me cruce en su camino. Es más, en ese momento surgió la duda, quizás estaban haciendo lo mismo que yo, estaban creando una imagen de mí en sus ojos, desconocida imagen de mí.
Fue cuando me retiré de observar y preferí aceptar el ruido, que era más tranquilo, hasta llegar a mi destino.

2 comentarios:

pedro a. cruz cruz dijo...

Precioso e interesante blog.
gracias

Germán dijo...

Coincido con el caballero.
Hermoso Blog

La Hormiga Atómica